Mary Arquette del Clan del lobo, Mohawk, EE.UU.

“El maíz es nuestro sustento. Las tres hermanas [maíz, frijol y calabaza] proveen tanto a nuestros espíritus como a nuestros cuerpos.”

Crecí escuchando muchas leyendas sobre la creación. Tenemos tantas historias sobre maíz. El maíz hablaba con nuestro pueblo, en un momento el maíz tenía pena y quería dejarnos después de que el presidente George Washington el “destructor de la ciudad”, vino a quemar nuestro maíz. Recordamos lo que hizo a las mujeres, la tierra y las cosechas. El maíz tuvo pena y pidió volver al mundo del cielo, y le pedimos a travez del rezo tradicional que se quedara con nosotros, le pedimos que no se fuera y le prometimos honrarla , así que creamos canciones para ella; así sigue apoyando y cuidando a nuestros bebés.

Parte de la responsabilidad que el Gran Espíritu le dio al maíz fue cuidar a todos los seres, no sólo a nosotros, también a los animales e insectos. Así que estos animales e insectos también aman el maíz. Les prometimos a las plantas que si se quedaban ahí para cuidar de nosotros, nos encargaríamos de ellas, así que tenemos que hacerlo. Un tiempo soñé una y otra vez que estaba embarazada e iba a tener un bebé y no había nadie alrededor y yo estaba empezando a entrar en pánico, y pude sentir el maíz que me tocaba diciendo, estarás bien, nosotros estamos aquí para ayudarte, estamos aquí para cuidarte.

Yo sabía en ese momento que el maíz todavía estaba recordando a nuestra gente que si continuamos teniendo esa relación de amor con ella y sus hermanas estaremos bien, sanos y también nuestros bebés estarían sanos. Así que esa fue una de mis experiencias personales. Tenemos que tener esa relación con esos alimentos, y no sólo debemos cultivarlos, sino comerlos y celebrarlos en nuestras ceremonias y si lo hacemos, entonces estaremos sanos y bien. Sin nuestros alimentos tradicionales, nuestros espíritus y cuerpos no son saludables. Nuestros alimentos son nuestra medicina. Tenemos que plantar nuestro maíz, esta es la única manera en que podemos estar sanos. Tenemos que cuidar el frijol, la calabaza, y todas las plantas y no sólo centrarnos en el maíz, porque si se separan se sentirán solos.

Hay muchos desafíos para mantener el maíz. Muchos de los desafíos más grandes vienen desde dentro de nosotros, porque hay tantas cosas en este mundo que nos distraen, que nos están alejando de nuestras enseñanzas tradicionales y de nuestras prácticas culturales. Es difícil enfocarnos cuando tantas otras cosas alejan a nuestros jóvenes. La imposición de la lengua inglesa es un cambio de mente, cuando uno está pensando en Kanien’kéha, nuestro idioma, siempre está pensando en la forma femenina, siempre pensando en la construcción de palabras, sobre cómo juntar cosas, siempre pensando en imágenes. Así que si nuestros niños pequeños no pueden pensar de esa manera, pierden nuestra relación natural.

Si no podemos hablar nuestro idioma, inmediatamente pone una barrera. Cuando plantamos prometemos en nuestro lenguaje que no los abandonaremos, que los cuidaremos, porque es un deber y una responsabilidad que hemos tenido desde el principio de los tiempos. Tenemos que ser capaces de hacerlo con nuestras propias palabras. El inglés no lo hace. El poder está en la palabra, y la palabra es el poder del pensamiento.

[El texto no se puede traducir de manera correcta al español porque está pensado en Kanien`ke`ha, o sea en Femenino y en el español estas especies son en masculino.]